RITUALES DE RENOVACIÓN Y RESURRECCIÓN

La cultura surge en forma de juego

Johan Huizinga

El antiguo Egipto tiene entre los fascinantes jeroglíficos, la yacente rigidez de sus momias, el milenario legado de dioses y pirámides, un ritual a tono con estos principios de año: el festival Sed o Heb Sed, fiesta y alegoría de regeneración del faraón.

Remontan su antigüedad al período predinástico, permaneciendo ocultos los detalles que envolvían la ceremonia. Lo que conocemos se debe a los testimonios de relieves en las tumbas y templos que fueron testigos del mismo, así como a los edificios votivos que se erigieron con el propósito de resaltar esta suerte de prueba atlética a que se sometía el faraón.

El festival Sed fue un acto público establecido para renovar la energía vital del rey. La religión egipcia, centrada en la eternidad del alma, concibió esta derivación como parte del entramado por el cual la divinidad concedía ese don anhelado de eterna juventud. El monarca experimentaba la ocasión de renacer; de restañar sus alicaídas fuerzas, mostrando al culminar el ritual, un presente revitalizado en oposición al paso del tiempo. Como apuntan los egiptólogos, el monarca recorría en cinco días la representación de su muerte y resurrección. 

El festival tenía lugar cuando el reinado cumplía treinta años, repitiéndose a partir de entonces cada década. Representaba la unión mística de los dioses con la nación, a través del faraón, cuya dualidad compartía ambas naturalezas.

Durante las ceremonias menores, el faraón alternaba su investidura como señor del Alto y Bajo Nilo, mudando la caracterización indumentaria y ocupando alternamente una de las dos capillas ubicadas a los extremos del terraplén construido entre ellas. El acto culminante debió ser la carrera de obstáculos, presenciada por los súbditos, cubierta vigorosamente por el faraón entre las capillas. Luego, éste tomaba un arco, cuatro flechas, y las disparaba a los puntos cardinales proclamando el misterio de su resurrección, su calidad de protector de Egipto, y volvía a ser entronizado.

Aparte de las pinturas y relieves, se erigieron peculiares palacetes para la posteridad. Llama la atención saber que los templetes existentes fueron construidos con restos de aquellos levantados  previamente, a manera de votos de renovación o promesa de cambio.

Ese espíritu se presenta en Enero. Menos magia, seguramente, pero en el juego de renovación, la cultura del mercado acicatea el subconsciente individual haciéndonos partícipes de nuevos propósitos, sueños de progreso y lábiles metas de consumo. Pero estamos ciertos de las restricciones presentes y que la prosperidad deberá postergarse frente al cuadro general que nos  arrastra ante las pérdidas de liquidez en la caja fiscal.

Los propósitos del correato, si los hay, serán incapaces de enmendar el rumbo trazado. La pronta decrepitud del régimen, su discurso repetitivo, parecen no tener freno en su derrota. Resurgía en los procesos electorales; ahora los rehúye para vivir de glorias pretéritas. Apocado desde el desafío de Yasunidos que supo maniatar, zarandeado en febrero de 2014 con las principales alcaldías en opositoras manos, encontró el subterfugio para escamotear la consulta a propósito de las enmiendas. Obtuso, esgrime otras nuevas en taurino desplante. El procedimiento de la consulta era el último camino que restaba para encubrir, con arreglo al principio democrático de la participación, sus dislates autoritarios. Decidió darse un tiro en el zapato.¹

Mientras la comunidad europea y el mundo muestran preocupación ante la propuesta polaca de promulgar una ley para controlar la prensa, el gobierno se ufana de su sistema inquisitorial y lo amplía, tomando para su dudosa honorabilidad el atributo de sancionar al usuario de redes sociales. Contrario a lo que dispone la ley, en acto demencial, instiga al linchamiento público contra los tuiteros² que desplegaron los nombres de funcionarios que gozan de su privanza. Para configurar la balandronada, los alienta a recurrir a su justicia instrumental en lugar de allanar la vía y calificar las denuncias. Valga agregar que la ley polaca la patrocina la extrema derecha de ese país.

Al criminalizar la protesta consiguió lo que en Ecuador los grupos económicos más recalcitrantes no gozaron en los precedentes veintiocho años de democracia: el control social. Al impedir que la política interfiera con sus estupendos negocios, los grupos monopólicos contemplan su sueño realizado… ¡en nombre de la gobernabilidad! En el de la transparencia, debiéramos saber si la izquierda ha cambiado sus postulados a los de la Real Politik o sigue siendo neoliberal malbaratar los campos más importantes de la producción petrolera, vender las gasolineras de Petroecuador, subvencionar la extracción de Schlumberger. Si es entreguismo contratar créditos en términos de usura internacional (traicionando a la Patria, para usar la terminología del Correa candidato), llave en mano con la China, o pavimentar en simples términos un acuerdo futuro con el FMI. En otras palabras, saber si su izquierdismo retórico es nomás fascismo.   

Y así pueden desfilar los rasgos del viejo correato no susceptibles de renovación. Para 2016, la barca de los empeños personales bogará contra la corriente de este régimen decadente atrincherado en su torre de marfil.      

¹http://latinamericagoesglobal.org/2015/12/democracy-undermined-from-within/

²https://twitter.com/lourdestiban1/status/686965453395259392

2 comentarios en “RITUALES DE RENOVACIÓN Y RESURRECCIÓN

  1. Tu introducción me hizo recordar un dicho de Santiago, ” Cuidado, las momias reviven “, no será que estás añorando que las momias copteleras vuelvan a las cortes de Carondelet ???. ¡Toco madera ! como también los borregos de harta lana de la Av. Shyris ???

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