GRACIAS, SEÑOR GOBIERNO

Lo que se llama «caer en cuenta» es un proceso lento y sinuoso porque nosotros mismos somos cómplices de nuestros errores y engaños

Octavio Paz– Discurso de aceptación del Nobel de Literatura 1990

Estas Navidades distintas, peculiares, imponen una reflexión complementaria a la ilusoria armonía, el anhelo de comprensión o los deseos de paz. En lugar de la preparación al Adviento, portan nubarrones siniestros de la extinción de nuestra especie junto con la convivencia civilizada. En Argentina, por segunda vez en menos de 50 años, volvieron al poder los esquilmadores de la hacienda pública, en procura de impunidad, dispuestos a arramblar con la justicia y enanchar los cauces de su megalomanía de eternidad. En México, el mesianismo corre caudaloso por los cauces del favor popular, mientras en Venezuela el putrefacto chavo-madurismo recibió la absolución del amaño electoral de la pontificia intercesión del prófugo de la justicia nacional. A ello abonan las ofertas de campaña de los candidatos líderes en las encuestas y la estúpida reacción de la ciudadanía que, lejos de la condena o el rechazo, no ha desplazado su favoritismo ni sopesa su intrínseca insensatez.

Bonil: El Universo

Es muy preocupante liberar la portación de armas. Se puede comprender la propuesta a partir de la alianza del candidato Lasso con el Partido Social Cristiano cuyo connubio ha sido consumado en esta declaración. Nadie habrá olvidado esa tesis del partido de evocar las hazañas del “Far West”. Tampoco que Febres Cordero reputaba el mérito de haber equipado a la Policía como jamás, sin evaluar la represión desencadenada, a contramano de la descabellada propuesta actual.

El gobierno respondió en términos soberanistas. Jarrín protestó que quiera entregar armas a la ciudadanía cuando restringe y limita el uso en FF.AA., sin reparar que la propuesta política alude a la ineptitud de los mandos cuando la asonada octubrina. Adherir la tesis de Lasso será consecuencia del desprestigio de una institución que en su momento “le corrió el rabo a la jeringa” y abandonó Quito en lugar de asumir la responsabilidad de protegerla.

Hobbes no concibe una sociedad moderna sin Estado: solo este Leviatán puede impedir la propensión humana de matarnos los unos a los otros. La sociedad armada liberará el potencial de hacer justicia por mano propia; el Ecuador caminará a disolver el estado al delegar la seguridad en el ciudadano. Medida en extremo liberal que la precipitaría hacia el paramilitarismo colombiano, los ejércitos paralelos del narcotráfico mexicano o la Venezuela de los colectivos chavistas.

Siempre en términos de visiones teóricas, el llamado “péndulo de Russell”1 describe las oscilantes civilizaciones que pasaron de situaciones de caos y anarquismo a sistemas tiránicos, y viceversa. Caos, anarquía y tiranía desencadenarían elementos sinérgicos en vorágine viciosa donde el autoritarismo genera rebelión y el caos da lugar a rigideces. Cuestor de las que llamó “formas dementes de subjetivismo”, Russell criticó las doctrinas de culto al estado como las del liberalismo, ambas en tanto obstáculos al progreso de las sociedades. ¿Abrirá la caja de Pandora un Ecuador incapaz de controlar siquiera los salvoconductos de circulación en la emergencia sanitaria?

Bonil: El Universo

Tanto y más horror encarna el trumpismo del candidato correista, enancado en la estrategia del espectáculo. Ofrece magia para crear dinero de la nada, decide apoyar la dolarización que tantas veces objetara, reactiva la economía regalando dinero en efectivo (que tampoco es suyo) o pregona la “minería inversa” que obtendría excedentes exportables a partir del reciclaje de los teléfonos celulares. Ha dicho disparates inverosímiles para hacer presencia de titulares. Vedette político, itinera micrófonos en funambulesco vodevil mendigando notoriedad. Es improbable que haya perdido la sensatez; posiblemente no la tuvo nunca.

Es difícil conocer sus planteamientos tanto como atribuir alguna seriedad a quien tarda menos en retirar la propuesta que en presentarla. Ordenar las paparruchadas que difunde sin orden ni concierto debiera demoler su posición en los sondeos. Los apuntala un propósito reconocible: absolver los delitos del amado líder y su banda.

En 1973, estando Perón impedido de postularse para las elecciones, sus partidarios designaron a un personaje de tercera línea bajo la consigna que embadurnaba las paredes de Buenos Aires y el país: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. Asumió el 25 de mayo; dimitió el 24 de julio. En 2019, la campaña del binomio Fernández & Fernández permitió la cópula incestuosa entre un político con futuro y una vicepresidenta con prontuario. Los afiches del binomio impregnaron la insolencia del kirchnerismo patotero: “Alberto, presidentA”.

Existe un paralelo entre las viñetas del peronismo rampante con la militancia correista. Su candidato declara abiertamente las condiciones primordiales de haberlo seleccionado: servir de pie de gallo para el retorno de su fautor e implementar los procedimientos para consagrar la impunidad de sus fechorías.

En cada alocución perfila un sujeto sin preparación ni personalidad. La retahíla de sandeces que divulga, revelan un adolescente habituado a mentir por la gorja con el propósito de impresionar al sexo opuesto y poco más. Es una burla del correismo haber montado un guiñol  con semejante títere, promocionado por carecer de ideas y adeudar las granjerías del poder de que ha disfrutado. Sin méritos personales, debe su puesto en la papeleta a la triste condición de paniaguado. Cuando un partido respeta a los ciudadanos y la majestad del poder, que les llenaba la boca como bola de melcocha, jamás elevaría en el pavés un pelele semejante.

El Gobierno no permite el infierno en que vivimos. Lo decide nuestra razón. Es preciso romper la dicotomía de ambos binomios y mirar  opciones que rescaten las virtudes cívicas.

Puntuación: 1 de 5.

1 Historia de la filosofía occidental; Bertrand Russell; S.L.U. Espasa Libros; 2010